octubre 11, 2011

Santa

Dice Aitana que le va a pedir a Santa Claus una iPad, un iPhone y un Nintendo 3DS...

Yo me río pensando que sí se los van a traer... pero de ésos que tienen chiclitos adentro jejeje.

Por cierto, qué belleza mi bló desde el iPhone:

octubre 08, 2011

Confieso que maté a mi papá

El voluntario toque de queda en el que vivimos, me ha llevado a de verdad, considerar que podría ganar un premio a la vida más aburrida del planeta. Pero justo cuando el premio está por llegar a mis manos, aparece un hombre. El hombre que se supone sería el más importante de mi vida: mi papá.


Tenía 30 años de no saber de él. Y de repente, se reporta aparecido de la nada, tirando por la borda mi teoría de que había sido abducido por alienígenas de cabeza verde y antenas neón; o aquélla en la que el avión en el que iba cayó en una isla abandonada y un gusano de humo negro lo perseguía aunque afortunadamente él tenía su amigo balón de voleibol (¿o era un coco?) con el que se desahogaba. Y no. No andaba muerto, andaba de parranda.


Tres semanas estuve reflexionando, analizando, considerando mi proceder. Al principio pensé que probablemente tenía cirrosis y quería que le donara un cacho de mi hígado al darse cuenta de que ninguno de los otros hijos era compatible. Después supuse que se estaba muriendo y me querría heredar un castillo en la zona más primaveral de La Loire, Francia. Al final, concluí que Google puede contener más información nuestra de la que queremos...


Y le contesté. Lo que me motivó a hacerlo fue pensar en que tendría hermanitos chiditos, mini cloncitos míos, una especie de Being John Malkovich pero con caras de SireNna. Lo admito, la sola idea es egoísta pero no deja de ser jocosa. También debo confesar que en ningún momento me permití emocionarme dados los antecedentes. Al mismo tiempo fui feliz al darme cuenta de que no le guardo ningún rencor por la irresponsabilidad de dejar una hija -como se lo dije posteriormente- en las manos de la madre que sabía la iba a sacar adelante.


El idilio duró aproximadamente dos semanas: me hartó. Me hartó un hombre que a los 60 años quiere recuperar a "una hija" que en realidad nunca tuvo. Me hartó que me enviara dos o tres correos diarios en los que me habla de sus hijos y de cuánto quiere que nos veamos. Me hartó confirmar, una vez más, que la edad no es indicativo de madurez. Me hartó ver que tiene dos hijos que son un desmadre (un  nini de 23 y otra pacheca de 16) sin contar al que se mató. Me hartó saber que es bipolar y que tiene mil achaques. Me hartó justo como lo hace la gente que se esfuerza demasiado.


Y entonces vi que la vida te bendice de formas que nunca habías contemplado. Y soy afortunada y bendecida. Y quiero mi premio a la vida más aburrida. ¡Qué anhelo!


Epílogo. Confieso que maté a mi papá porque hace años, cuando alguien me preguntaba por él o tenía que llenar un formulario, escogía la opción que decía "finado". A esas alturas de la vida (fines de bachillerato, inicios de Uni) descubrí que a la gente le da tanta lástima, que con esa nimiedad dejan de joder preguntando detalles escabrosos. Es la neta matar gente (en sentido figurado, no vaya a venir Duarte a encarcelarme).