septiembre 25, 2005

Sabiduría estudiantil

Maestra simpaticona: Edgar, por favor lee el objetivo de la Unidad 3.
Edgar: Sí maestra. Intencionalidad de la unidad: que el alumno conozca las principales técnicas de "espresión" oral...
Maestra correctora: Expresión.
Edgar: Espresión.
Maestra insistente: Expresión, como si tuvieras una k seguida de una s: kssss.
Edgar: Etspresión.
Maestra paciente: No, no... con ts no. A ver, dí Taxi.
Edgar: Tasi.
Maestra conflictuada: ¡Nooooo! A ver dí K.
Edgar: K.
Maestra paciente: Ahora ponle la S: ksss.
Edgar: Ksss.
Maestra efusiva: ¡Bieeen! Ahora dí: examen.
Edgar: Esamen.
Maestra muda: ----

- El grupo ríe a carcajadas. Entra en escena Mario, alumno malora.
Mario: A ver Edgar, dí Extravagance.
Edgar: EXTRAVAGANCE.

- Carcajadas dobles, triples... múltiples.

Ni hablar. Perdí el control del grupo, pero recordé una vieja estrategia educativa: ubicarse en el contexto del alumno.

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Nota 1: Para nuestro estimado lector foráneo, Extravagance es un afamado table dance del Puerto de Veracruz.
Nota 2: Éste, a diferencia de otros posts, es totalmente verdadero. Una de las pocas verdades de la Bolsa de Mentiras.

septiembre 22, 2005

Sinsentido


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Y así será este post. Quiero escribir sobre lo-que-sea, lo que se ocurra. Demostrar que en realidad se puede escribir sobre cualquier cosa y que el que es chafa, es chafa -sin asumir que yo lo sea- en los intentos de hacerlo.

Es cierto, la inspiración siempre está ahí, sólo es cuestión de que uno quiera aprehenderla y de que se disponga del tiempo.

Ayer ví a un chavo con Vans y me acordé de la década de los 90 y de los Vans de cuadritos negro con blanco de mi primo Edgar.

Ayer ví cómo 3 estúpidos conductores formaron un triángulo con sus autos, cerrando el paso de toda una avenida, todo por la necedad de no ceder el paso -y no traía mi cámara.

Ayer comprendí que tengo una capacidad impresionante para querer/desquerer a la gente en cuestión de minutos; que debo romper paradigmas y que las edades no son tan importantes ;). Que me cuesta mucho trabajo tomar decisiones y que me urge una camioneta para ir a recoger mi tina al Samms.

Es bonito escribir por escribir. Y ya faltan 3 meses para Navidad.

septiembre 17, 2005

septiembre 11, 2005

Pos yo ni salgo...

A veces, ser un ente totalmente anti social, anti antros y auto excluyente, tiene sus ventajas.
Cuando finalmente te decides a salir, lo disfrutas tanto que obtienes demasiado material sobre el que escribir.
Lo malo es que al otro día no te puedas acordar de todo :P
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Hoy es 11 de septiembre. Es de esas fechas en las que normalmente la gente se acuerda de lo que estaba haciendo en el momento cumbre; particularmente en este caso, en el que la tecnología nos permitió ver el suceso en vivo y en directo. Yo me encontraba en un curso de Marketing, y cuando llegué al salón todos estaban viendo la tele. Apenas se había estrellado el primer avión y vimos derrumbarse una torre entera en cuestión de segundos.
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De igual manera recuerdo lo que estaba haciendo en el temblor del 85: mi mamá me estaba levantando y vistiendo para ir a la escuela; en Veracruz también se sintió. Iba en 4to, de primaria y aún recuerdo comentando con mis compañeras, formaditas en la fila en el patio de la escuela, cómo todas lo habíamos sentido: no sabíamos la magnitud.
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¿Habrá alguien que no recuerde el momento?

septiembre 03, 2005

Quiero un cono del-macdonals

Podría jurar que ese fue el día más caluroso de todo el verano. Un McDonalds se cruzó en mi camino y decidí pasar al Auto Mac por un rico cono.

Así, llegué hasta el semáforo del Seguro Social, conocido por el largo tiempo que el automovilista debe esperar el revividor verde. Mientras saboreaba como niña chiquita mi helado, vi venir hacia mí a un chavito de calle, de unos 10 u 11 años aproximadamente y con intenciones de solicitarme un pesito. Y lo hizo, a lo que respondí que No (no es por justificarme, pero me niego a entrarle a esas redes de explotación que bla, bla, bla...).

Él, ya medio enojado, entonces se atrevió a solicitarme mi helado... y ahí comenzaron los problemas. De verdad que lo consideré; de verdad que por un momento pensé en darle el helado, pero ganó mi lado malo: le dije que No. Y entonces me mentó la madre.

Debo admitir que me indigné, ¿por qué me mentó la madre?, ¿de verdad era mi obligación regalarle mi helado chupado?

Y entonces, estimado lector, aquí es donde usted participa opinando: ¿qué hice al respecto?

FINAL 1: La venganza (tipo Uma Thurman en Kill Bill).

Como él había caminado, en realidad tuve que avanzar un poco hacia donde él me viera y así, lenta, pausada y sutilmente, levanté mi helado y lo saborée en frente de él. Sí, admito que es algo cruel, pero ya era una situación personal, y me vengué de la humillación. Mientras me alejaba, pude ver por el retrovisor cómo levantaba su dedo mayor hacia mí. ¡Ouch!


FINAL 2: La resignación (tipo Dolores del Río en Cuando los hijos se van).

Cuando me mentó la madre sentí pena por él, me acababa de humillar y sin embargo, consideré cómo debió ser la vida de ese niño, por cuántas cosas habría pasado que lo hicieron ser así... desde los 12 años estoy en escuelas de formación religiosa, por lo que pensar en el otro, es algo cotidiano para mí. Ahora, honestamente, es que eso ya no había sido cuestión de clases sociales, fue personal y por un momento pensé en mentársela de regreso, pero me contuve pensando en que alguien de mi trabajo pudiese verme, y que el sentido humanista de mi vida quedase delatado. Me contuve, más por miedo que por convicción.

Maravillosa dualidad y una CONCLUSIÓN DEFINITIVA: ese semáforo es demasiado tardado.