Sábado, 20:00 hrs. Wal-Mart
Desde hace mucho quería arroz con leche, así que fuimos a la sección de comida preparada. Junto a mi delicioso arroz con leche, había gelatina de mosaicos cortada en cuadritos.
Mamá: Aitana, ¿quieres gelatina?
Niña consentida: Sí mamá. Dame.
Mamá responsable: No Aitana, te compro y te la comes hasta la casa.
Niña hambrienta: Nooooo, dame ahorita.
Mamá concienzuda: No. Ya sabes que te la doy hasta la casa.
Caminamos hacia el mostrador donde le ponen los precios...
Niña mañosa: Por favor, por favor, dameeeee.
Mamá ruda y firme en sus decisiones: No.
Seguimos caminando... llegamos al mostrador.
Niña cabrona: Dameeeeee... por favoooor.
Mamá siglo XXI: Ay ya, pa'que te calmes [y no estés ching...] agarra un cuadrito rápido y cómetelo.
La niña, toma el cuadrito y se lo atraganta. Reímos, reímos y seguimos riendo cual viles cómplices del crimen recién cometido. Levanto la vista hacia la señora que cobra. Finjo demencia. Y de pronto, la señora atrás de nosotras en la fila hace un ruido de asco tipo: Ughhhhhh. Todos me ven.
Volteo y Aitana ya había escupido la gelatina pues se estaba ahogando -atragantarse de gelatina es de las peores sensaciones que hay- y me mira con cara de: Oooppssss. Todos nos siguen viendo...
Se cierra la escena con un close-up a la jeta de la señora del mostrador diciendo: -Allá hay servilletas.
2 comentarios:
Jaja... ¡Genial!
Y luego resulta que son nuestros hijos... jaja.
Hace tiempo, cuando Oli Bere era chiquita, tendría quizá unos 6 años, subimos al microbús y nos sentamos en el último asiento, de cara al pasillo. A las calles se subió un señor muy gordo. Quiero decir muuuuuy gordo.
Y sale la discreta de mi hija, a voz en cuello: ¡Mira pá, que señor máaaas gordo... jajaja, casi ni cabe en el camión!
El tipo se volteó y me miró con cara de "cada gramo mío te va a caer encima y te aplastaré cual cucaracha"...
Obviamente me dieron ganas de desconocerla y ver para otro lado, pero ¿qué le va uno a hacer? ¡Así son los hijos!
Jaja.
Besos.
PS. En Oaxaca, un cliente que tuve era el Hotel Aitana. Nunca supieron decirme qué significa, pero me encanta cómo suena. Es musical ¿no?
¡Los sobrinos avergüenzan a las tías! Si no me creen, pregúntenle a mi sobrina, que no pierde la oportunidad de decirme "mamá" delante de cualquier chavo que llame mi atención... Celosa la niña =).
¡Saludines! =)
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