Parecemos nubes

Ayer me tocó estar en un evento en el que el ambigú fue un lindo ensamble de violines. Estuvo chido e hizo que me acordara de aquel novio que tuve hace varios años. S. tocaba la viola en la Camerata Juvenil, era algo así como el pre para los hijos de los de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (de hecho, su mamá tocaba en ella la viola, o el violín).

S. vivía en Xalapa -era en los tiempos en que era adicta a las relaciones a distancia, ni así duraban mucho. Era mayor que yo algunos años (3 ó 4) y era medio mamón; en realidad no sé por qué andaba con él jeje, me suele pasar. El chiste es que lo mejor de esta relación, era que el susodicho me llevaba a los ensayos de la Camerata en el Teatro Clavijero. Era hermoso. Me encantaba escuchar los calentamientos (¿se les llamará así?), ese momento en que van probando la afinación de las cuerdas. Los conciertos, eran buenos y me encantó una vez que trajeron un programa de Tchaikovski (1812).

En fin, corté a S. cuando vino a Veracruz y no me llamó pa'verme jeje... yo creo que debimos durar como 3 meses o menos. Su mérito: ser el único de mis novios al que mi mamá ha odiado de verdad.

Ah sí, el objetivo de este post y las reminiscencias, es que desde ese entonces no he vuelto a ir a más conciertos así... ya tengo que regresar al camino de la cultura.

Tan, tan.

*****
Con esto comienzo una serie titulada: Mi corazón es tan grande como el Infonavit Las Brisas. Se va a poner bueno. Analizaremos... sí, analizaremos tanto.