El lunes hablaba con un L alcoholizado... un L triste, melancólico y sí, ebrio. Y disfruto platicar con él.
Me dijo que la extraña. La amó tanto... que se pregunta si algún día podrá amar así a otra mujer. Él cree que no; la cree el punto y final de su vida.
Y yo... sufro con él, pero creo que no. No debemos pensar en puntos finales. Escribir es tan lindo, tan inspirador; poner adjetivos, sustantivos, letras y palabras pintan la vida de colores. A veces, puede que se escape algo tenebroso y maquiavélico, pero la escritura se corregirá.
Probablemente necesitemos de puntos y aparte. Pero quién dice que es malo comenzar nuevos párrafos, llenos de emoción, de felicidad, de ilusiones nuevas... mi vida está llena de párrafos y no me arrepiento de ninguno.
Yo prefiero pensar en párrafos nuevos. Puntos y seguido. Puntos y aparte. Nunca, nunca puntos y final. Yo me justifico con que la normativa lo indica así.
3 comentarios:
Siempre hay que seguir las reglas. bueno hasta romperlas.
me gustó mucho este post, muy metaforico, saludos =)
:)
Publicar un comentario