En mi cuadra, como supongo que en muchas, hay un teporochito que resulta bastante divertido. Ni siquiera sé su nombre, pero todos los días como a la 1.30 que voy por mi hija, él va saliendo del puestecito de picadas y gorditas de por el rumbo.
Así, el otro día me lo encontré en el Oxxo. Estaba delante de mí comprando su botellita (por un momento me recordó cuando de chiquita mi abuelita me compraba zapatos en el centro: me los llevo puestos).
Ni siquiera alcancé a ver de qué era su botella, porque muy ofendido, con su nariz roja, le dijo a la que atiende: Oiga, ¿no me la va a dar en bolsita? ¿Qué pasó? Si no, la gente va a pensar que soy un borracho.
Gracias vecino por alegrar mi vida. A todos nos importa lo que los demás piensan.
5 comentarios:
Jajaja, sabio el teporocho
Hola! pues ya blogger me ha dejado volver a publicar,por lo que aqui seguimos! estamos en playa del carmen.Muchos besos!!!!
Se pierde todo menos el estilo,jajajaj
Es laprimera vez que vengo por acá y me gustó
saludos
y
triste pero cierto... qué bueno que ya regresaste, ya me tenías preocupada, saludos...
Irresistible y encantadora anécdota amie! ja,ja,ja,ja
Sin duda la forma sigue importando mucho...
Abrazos
Publicar un comentario