Aunque ayer se fue, no quiero dejar de lamentar la partida de la gran Loló Navarro. Una sola vez pude platicar con ella, en 2005, y la adoré. Curioso, tocó el tema de las distintas texturas de corazón entre hombres y mujeres, una plática por demás emotiva.
Me decía que nuestros corazones tienen una textura diferente a los de los hombres, debe ser por eso que sentimos más -dijo.
Inclusive, de esa plática se derivó un post para este espacio, que por una cosa u otra, nunca terminé. Hoy lo lamento mucho, porque mi mala memoria no me deja recordar a ciencia cierta todo lo que platicamos. Tache para mí.
Tal vez lo que más me impactó, fue ver anoche en las noticias una entrevista que le hicieron en su casa hace dos años. Una entrevista en la que casi terminé llorando al ver las condiciones en las que esa mujer, tan culta, tan reflexiva, tan profunda, vivía. Una casa vieja, de esas céntricas, por demás descuidada, además de la confesión de que algunos días no comía, puesto que vivía casi, casi de la caridad de los demás.
¿Cómo fue posible que alguien como ella terminara de esa manera?
No me queda claro, pero puedo confesar que me afectó más de lo que yo hubiese pensado.
abril 29, 2011
abril 25, 2011
abril 17, 2011
DHT
Diría una amiga: "Sólo a ti te pasan esas cosas"... el viernes me reencontró un niño a quien no veo desde hace 23 años. Un niño que siempre me encantó pero que me contaba cuánto le gustaba mi mejor amiga y con el que aprendí a ser amiga de corazón a los 12.
Un niño que siempre fue único, un niño agrandado para su edad en aquellos tiempos (12 también). Mi amigo con quien iba a Reino Aventura y Plaza Universidad. Mi amigo hoy con el que descubro que todavía puedo platicar horas. Mi amigo que se acuerda de mis pecas, de que me gustaba Ziggy y de la brasilia de mi mamá.
Y pienso en lo importante que es para mí y que siempre, siempre estuvo en mi corazón. En lo distinto que es; en que lo veo y lo re-conozco, en que adoro lo que es hoy y en lo que se ha convertido. En lo que me sorprende ver que "creció".
Una inmensidad de recuerdos me llegan de la infancia. Todo lo que nos une a pesar de que tenemos dos historias que se separaron hace tantos años. Y en que fui y soy muy feliz.
Ya muero por verlo.
Un niño que siempre fue único, un niño agrandado para su edad en aquellos tiempos (12 también). Mi amigo con quien iba a Reino Aventura y Plaza Universidad. Mi amigo hoy con el que descubro que todavía puedo platicar horas. Mi amigo que se acuerda de mis pecas, de que me gustaba Ziggy y de la brasilia de mi mamá.
Y pienso en lo importante que es para mí y que siempre, siempre estuvo en mi corazón. En lo distinto que es; en que lo veo y lo re-conozco, en que adoro lo que es hoy y en lo que se ha convertido. En lo que me sorprende ver que "creció".
Una inmensidad de recuerdos me llegan de la infancia. Todo lo que nos une a pesar de que tenemos dos historias que se separaron hace tantos años. Y en que fui y soy muy feliz.
Ya muero por verlo.
abril 09, 2011
Pediculosis... ¿me lo puede repetir?
Ayer me llegó una circular de la escuela de mi hija. No, esta vez nada referente a su conducta.
Nos dicen que han detectado varios casos de pediculosis. Pediculosis. Tal vez Usted sepa qué es eso... pero yo no.
Seguro le pusieron ese nombrecito rimbombante para no alarmarnos, pero... (CORRAAAAAN TODOS A RAPAR A SUS HIJOSSSS) no lo lograron.
Lo bueno de todo esto, es que nos dan muuuchas recomendaciones: shampoo antipiojos, gel antipiojos, ir al pediatra, inyectarte H24, Baygon o ácido muriático.
Y ya me voy porque me pica la cabeza...
Nos dicen que han detectado varios casos de pediculosis. Pediculosis. Tal vez Usted sepa qué es eso... pero yo no.
Pediculosis = Piojos.
Lo bueno de todo esto, es que nos dan muuuchas recomendaciones: shampoo antipiojos, gel antipiojos, ir al pediatra, inyectarte H24, Baygon o ácido muriático.
Y ya me voy porque me pica la cabeza...
abril 02, 2011
The years passing by
Por fin voy llegando a casa, y a lo lejos los veo caminando a la mitad de la calle. Cuando él percibe las luces de mi carro, la protege subiéndola a la banqueta.
Estaciono mi carro, y de antemano sé el reclamo: ¡Nos ibas a atropellar! Elia se ríe, me dice algo al oído y entra a su casa. Ya después le haré su propio post.
Por hoy me concentro en él. Don Vergara le llamamos por su apellido. Siempre fue el clásico viejito amargado de la cuadra. Nos regañaba; que no gritáramos, que no corriéramos; les echaba agua a los perros para que no se hicieran en su banqueta; nos insultaba si osábamos pedir Halloween en su casa recordándonos las tradiciones mexicanas y no "esas babosadas de los gringos". Un encanto de personaje con el que nos acostumbramos a vivir.
Pero los años y el tiempo se encargan de hacer de las suyas. Hoy, Don Vergara deja de hacer lo que esté haciendo (lavando el coche, revisándole el motor o vaya-usted a saber qué al carro de sus hijos, caminando...) por venir a saludarme. Camina hacia mí con su paso ya lento (y sus camisas désas setenteras de tejido delgadito, con cuello tipo polo y colores opacos), me abraza fuerte y me pregunta cómo estoy, dónde me he metido, "no te he visto en estos días". Yo, disfruto su abrazo, me río, siento como si fuéramos los mejores amigos desde hace tanto tiempo. Y no dejo de pensar en el: "Te ve y dice: ya viene la güerita, cada vez que la veo, me regala años de juventud".
Halagada estoy ;)
Estaciono mi carro, y de antemano sé el reclamo: ¡Nos ibas a atropellar! Elia se ríe, me dice algo al oído y entra a su casa. Ya después le haré su propio post.
Por hoy me concentro en él. Don Vergara le llamamos por su apellido. Siempre fue el clásico viejito amargado de la cuadra. Nos regañaba; que no gritáramos, que no corriéramos; les echaba agua a los perros para que no se hicieran en su banqueta; nos insultaba si osábamos pedir Halloween en su casa recordándonos las tradiciones mexicanas y no "esas babosadas de los gringos". Un encanto de personaje con el que nos acostumbramos a vivir.
Pero los años y el tiempo se encargan de hacer de las suyas. Hoy, Don Vergara deja de hacer lo que esté haciendo (lavando el coche, revisándole el motor o vaya-usted a saber qué al carro de sus hijos, caminando...) por venir a saludarme. Camina hacia mí con su paso ya lento (y sus camisas désas setenteras de tejido delgadito, con cuello tipo polo y colores opacos), me abraza fuerte y me pregunta cómo estoy, dónde me he metido, "no te he visto en estos días". Yo, disfruto su abrazo, me río, siento como si fuéramos los mejores amigos desde hace tanto tiempo. Y no dejo de pensar en el: "Te ve y dice: ya viene la güerita, cada vez que la veo, me regala años de juventud".
Halagada estoy ;)
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