La llegada de la tienda Zara a Veracruz, realmente fue en su momento, un verdadero acontecimiento. Quién iba a pensar que una tienda prestigiosa, de ropa tan exclusiva y a la última moda de las pasarelas internacionales se establecería en Veracruz. Las mujeres de la localidad se precipitaron a ver la ropa de tan prestigiada marca, cuyos precios inclusive, aparecen en las etiquetas con las banderas y monedas de diversos países (aunque hayan sido maquiladas en la India con pagas deplorables a la mano de obra; eso es otro cuento).
Estar en el local en sí, aunque no se compre nada, constituye otra forma de ver, y ser visto (como citaba cierto medio jarocho hace algunos años). Mujer que no ha sido vista en Zara, simplemente, no existe.
Derivado de ello, hoy existe una nueva modalidad en mi entorno para ser vista, existir y pertenecer. Cambiar las bolsas, morrales, mochilas o demás objetos que tienen la misma utilidad, por bolsas de Zara. Para quien las conoce, esto puede resultar sorprendente. Pero sí, efectivamente, son bolsas de papel color azul tenue, y en ambas caras se lee en letras doradas: ZARA.
El estatus que este pedazo de papel y letras de oro imprimen a la orgullosa portadora, es indescriptible. Ella, camina entre nubes con su bolsita en la mano -aquí vale la pena acotar que mientras más grande sea ésta, mucho mayor será la autoconfianza de la portadora-, sabiendo que en la mano carga la más importante credencial de entrada al Olimpo; sabiendo que los reflectores apuntan hacia su persona; teniendo la certeza y esperanza de que las demás mujeres la envidien, de que los hombres la admiren; denotando ante sí misma y los demás, la exquisitez de poder comprar en Zara...
... aún a sabiendas de que los $99.90 de aquella blusita roja, resultaron una buena inversión. Bueno, sólo hasta que la bolsa se rompa.
Estar en el local en sí, aunque no se compre nada, constituye otra forma de ver, y ser visto (como citaba cierto medio jarocho hace algunos años). Mujer que no ha sido vista en Zara, simplemente, no existe.
Derivado de ello, hoy existe una nueva modalidad en mi entorno para ser vista, existir y pertenecer. Cambiar las bolsas, morrales, mochilas o demás objetos que tienen la misma utilidad, por bolsas de Zara. Para quien las conoce, esto puede resultar sorprendente. Pero sí, efectivamente, son bolsas de papel color azul tenue, y en ambas caras se lee en letras doradas: ZARA.
El estatus que este pedazo de papel y letras de oro imprimen a la orgullosa portadora, es indescriptible. Ella, camina entre nubes con su bolsita en la mano -aquí vale la pena acotar que mientras más grande sea ésta, mucho mayor será la autoconfianza de la portadora-, sabiendo que en la mano carga la más importante credencial de entrada al Olimpo; sabiendo que los reflectores apuntan hacia su persona; teniendo la certeza y esperanza de que las demás mujeres la envidien, de que los hombres la admiren; denotando ante sí misma y los demás, la exquisitez de poder comprar en Zara...
... aún a sabiendas de que los $99.90 de aquella blusita roja, resultaron una buena inversión. Bueno, sólo hasta que la bolsa se rompa.
3 comentarios:
P.D. Poncho, digo Anónimo, si no le entendiste, me estoy burlando de las mujeres frívolas de Veracruz... frívolas y pobres :P
"¿Compro, luego existo?", como diría una tal Guadalupe Loaeza. Y es cierto amiga, sin duda si que existen esas mujeres "totalmente Palacio". Esas exquisitas damas que solamente tienen para dar sentido a su vida una bolsa de Zara o de Louis Vuitron. Su sueño es ser como esas maniquíes de los aparadores de las boutiques, con perdón de las maniquíes que tienen la ventaja de no hablar de frivolidades tan seguido...
Bueno, ropa exclusiva y que a fin de cuentas veras a otras 100 energúmenas que traen lo mismo que uno, y estoy hablando de las que se verán, sobra decir la cantidad de mujeres y hombres que no vemos que traen lo mismo que nosotros compramos en esa tienda "exclusiva", en donde a fin de cuentas sólo se está comprando el nombre de la tienda y pagando la renta del local y hacernos sentir soñadas por lo que traemos, ya que a fin de cuentas es Zara, sin saber que esa mismas telas son manufacturadas para muchas otras tiendas, en fin, se sienten dichosas al decir: es Zara, como si la marca las hiciera mejores personas, pero bueno, lo que me gustaría es estudiar el tipo de personalidad que tienen esas gentes, las que acuden a ese tipo de tiendas de "marca", ya que sería un estudio bastante interesante, en lo personal ya tengo varias teorías de lo que podría ser, pero este comment sería demasiado largo, así que mejor otro día con más calma lo publico en mi blog a gusto, arriesgándome a que me lo echen abajo jejejejeje, en fin, saluditos...
Publicar un comentario