A partir de hoy dejé de contar cuántas veces he escuchado el famoso: -Enna, ¿estás engordandoooo?
Resulta curioso cómo mi reacción ante este tipo de comentarios ha madurado al mismo ritmo que mi obstinada reticencia a guardar silencio ante los emisores de comentarios tan sagaces como éste. Hace algunos ayeres -que ya suenan a años luz - el comentario me resultaba un tanto impersonal, y es que en realidad no lo recibía muy frecuentemente.
Todo fue paz y felicidad con el mundo, hasta que la vida me permitió hacer real el milagro de la vida: Aitana crecía y los comentarios eran más frecuentes: "Ahora sí que está creciendo ese bebé", "Vaya, hasta que te veo más rellenita", muchísimos "Hola gordis" y un inolvidable: "Uy, ahora sí va a estar difícil que regreses a lo que eras". Naturalmente a la defensiva, me apropié de una amable contestación: "YO, por lo menos tengo pretexto" hasta que fui reprendida por agresiva -culpa de las hormonas-...
Así el panorama, el punto es que no entiendo la finalidad de este tipo de comentarios; sea la intencionalidad que sea, en realidad no aportan mucho al gordito (@) en cuestión. Declaraciones como : "Nel, qué weba hacer ejercicio", "Sobre las dietas: ¡ni loco como atún!" o "Ni modo, ya me resigné a ser una gordita feliz", me siguen llevando a la misma conclusión: somos como somos, ya sea consecuencia de los ritmos de vida, la glotonería o la misma genética.
Lo más curioso de todo este asunto, es que las personas que tienden a hacer estas observaciones, son las que más padecen de sobrepeso, es decir, están más rellenitos que la infeliz víctima del ataque.
Conclusión [tipo programa de Cristina]: si eres de los que lo hace, don't do it, a menos que la intención sea joderle el día al prójimo. Si lo es, felicidades, habrás logrado tu cometido.
Resulta curioso cómo mi reacción ante este tipo de comentarios ha madurado al mismo ritmo que mi obstinada reticencia a guardar silencio ante los emisores de comentarios tan sagaces como éste. Hace algunos ayeres -que ya suenan a años luz - el comentario me resultaba un tanto impersonal, y es que en realidad no lo recibía muy frecuentemente.
Todo fue paz y felicidad con el mundo, hasta que la vida me permitió hacer real el milagro de la vida: Aitana crecía y los comentarios eran más frecuentes: "Ahora sí que está creciendo ese bebé", "Vaya, hasta que te veo más rellenita", muchísimos "Hola gordis" y un inolvidable: "Uy, ahora sí va a estar difícil que regreses a lo que eras". Naturalmente a la defensiva, me apropié de una amable contestación: "YO, por lo menos tengo pretexto" hasta que fui reprendida por agresiva -culpa de las hormonas-...
Así el panorama, el punto es que no entiendo la finalidad de este tipo de comentarios; sea la intencionalidad que sea, en realidad no aportan mucho al gordito (@) en cuestión. Declaraciones como : "Nel, qué weba hacer ejercicio", "Sobre las dietas: ¡ni loco como atún!" o "Ni modo, ya me resigné a ser una gordita feliz", me siguen llevando a la misma conclusión: somos como somos, ya sea consecuencia de los ritmos de vida, la glotonería o la misma genética.
Lo más curioso de todo este asunto, es que las personas que tienden a hacer estas observaciones, son las que más padecen de sobrepeso, es decir, están más rellenitos que la infeliz víctima del ataque.
Conclusión [tipo programa de Cristina]: si eres de los que lo hace, don't do it, a menos que la intención sea joderle el día al prójimo. Si lo es, felicidades, habrás logrado tu cometido.
2 comentarios:
Hasta donde sé existe una excelente dieta Amie: la dieta de los cuarenta días.
De hecho, una conocida mía la está haciendo y ya lleva perdidos veinticinco días...
Un abraxxo mon amie
Román
P.D.Merci por el nombre del perrito de los muppets!
P.D.Si que coincidimos en varios lugares esta semana Amie, ojalá se repitan esas casualidades. Un abrazo
Je, yo fui la que hice la dieta de los 40 días, y aunque no me lo crean, perdí los 40 días, en fin, creo que esos comentarios de: estas engordando verdad? son realmente fuera de tono, obvio que síiiiiii, pues ni modos que me haya inflado de repente milagrosamente, bueno, a menos que esté embarazada y ya pueda corregirlos de su error y decirles: no, resulta que estoy embarazada, y pues bueno, últimadamente a las demás personas no tiene por qué interesarles si estoy engordando o no, a menos que piensen que no lo he notado, que en el caso de engordar creo que somos los primeros en notarlo, ya que ya ropa curiosamente se empieza a hacer chica, pero bueno, a la próxima que lo pregunten la respuesta será: sí, y tu ya tienes más arrugas que las de costumbre, y veremos si lo vuelven a mencionar...
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