Idilio de 5 segundos - III

Tercero y contando...

Me resistí a un torso musculoso y desnudo. Lo hice. Pero mi idilio de 5'' número tres, tenía algo que me resulta mucho más atractivo que un cuerpo bien formado: el don de la palabra.

Me agregó al Facebook y antes de aceptarlo, vi su información. Con eso tuve. Mi contemporáneo, izquierdoso, periodista de la UNAM, tenía un perfil kilométrico con cuyo vaivén me derretí; su impecable ortografía hizo inevitable lo consiguiente: me autoconvencí de que podía ser una buena idea aceptarlo.

Así, un día coincidimos y me comenzó a hablar.

Obvio, lo primero que hice fue preguntarle por qué me había agregado. Cinco segundos bastaron. No más. Contestó: "Tu hermosa sonrisa me cautivó".

¡Nooooooooooooooooo!

Y ahí se acabaron los 5 minutos de idilio, ¿qué este güey no sabe que a una mujer de treintaytantos ya no la puedes convencer con uno de esos choros mareadores secundariegos?

¿Dónde quedó el cuate que me gustó? ¿Ése que inclusive parecía que pensaba? Nah, nada como poder eliminar a la gente indeseable con un solo click.

God bless FB. Seguiremos reportando porque no creo que la tercera sea la vencida.