agosto 04, 2005

Verdades etéreas

Ayer te ví, fue tan claro como si estuvieses frente a mí. Y entonces, en una discusión me atreví a decir todo esto que callo por respeto, por odio, por amor. Fue un desliz, no me dí cuenta del momento en el que rebasé los límites y comencé a gritar esto acumulado por tanto tiempo.

Escupí cuánto odio tu inmadurez, esa característica tan tuya que te ciega y permite seguir tan tranquilo por la vida, como si nada hubiese sucedido. Te gritaba cuánto odio tu irresponsabilidad, tu no mirar hacia eso que te toca y que yo he tenido que sobrellevar. Tu rostro tranquilo, sin remordimientos; tu manera de engañar a quienes te quieren haciéndoles creer que realmente asumes tus deudas, son dignos de desconcierto.

Ni qué decir de tu cinismo, de tu manera de enorgullecerte de tu propio descaro, de esa cobardía que siempre haz hecho tan tuya al grado de lograr desilusionar a quién alguna vez te amó. Tu manera de sentirte superior, inigualable, todo un intelectual, siempre me dijo lo tonto que eres en realidad, porque a pesar de saber mucho, jamás aplicaste los saberes a tu vida: hoy estás verdaderamente solo.

En mi sueño, te dije todas estas cosas y muchas verdades más. Desperté serena, malvadamente feliz por haberte dicho lo que pienso...

Algún día me atreveré a decírtelo de frente.

5 comentarios:

Princess Consuela Banana Hammock dijo...

Bueno, por lo menos el escribir desahoga, algún día lo dirás de frente...

RomáN dijo...

Amie: Coincido con Cumerina y Rafael. No hay mejor forma de exorcizar los demonios que plasmarlos en un papel (¿o debería decir blog?). Y tú lo haces muy bien. Escribes con honestidad, con valor, con agudeza y con tu pluma-mouse combates silencios, enfrentas miedos, derrotas dragones y excavas hoyos internos.
Un gran abrazo amie :)

SirenNa dijo...

Bueno, en realidad este post no es para una sola persona.

3 me han inspirado. Cada quien tiene sus líneas... tiendo a ver siempre lo malo.

Tant Pis.

Anónimo dijo...

Si quieres elevarte ten por mote y empresa ejercitar el arte divino de olvidar. Si un recuerdo te pesa como lastre estorboso, echa el lastre enojoso de tu recuerdo al mar.
Nietzsche

Anónimo dijo...

elevate...